Por: Dra. Norma Julieta Del Río Venegas
Comisionada del INAI
En 2019, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró el 4 de noviembre como el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, incluido el Ciberacoso, con el fin de sensibilizar a la población sobre una problemática que repercute de manera significativa en el desarrollo de las niñas, niños y adolescentes.
Con el uso de generalizado de las tecnologías digitales, nadie está exento de sufrir acoso o intimidación, acciones que no buscan sino atemorizar, enfadar y/o humillar a otras personas. Si para los adultos es una situación difícil y que genera angustia, para las y los más jóvenes es todavía peor porque afecta su desarrollo emocional y la convivencia diaria en los espacios en los que tendrían que sentirse más seguros.
En México, desde 2015, el INEGI levanta el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA), un instrumento estadístico que ofrece información sobre la prevalencia de este delito, segmentado por sexo, grupos de edad, nivel de escolaridad, entidad federativa, entre otros. En la edición 2020, el MOCIBA reveló que 21% la población de 12 años y más usuaria de internet declaró haber vivido alguna situación de acoso cibernético, siendo más afectadas las mujeres (22.5% vs 19.3% de los hombres) y las personas adolescentes y jóvenes (23.3% de los hombres de 20 a 29 años y 29.2% de las mujeres de 12 a 19 años).
Se trata de una conducta con alto nivel de impunidad, puesto que en 57.8% de los casos no se identificó a la parte acosadora. Cuando esto sí fue posible, se trató de personas conocidas de poco trato o solo de vista (19.3%); personas cercanas o en quien se pudiera confiar, tales como amigos(as) (12.6%), compañeros(as) de clase o trabajo (9.7%), exnovio(a) o expareja (6.4%) y, finalmente, familiares (4.6%).
Con alta frecuencia, las víctimas se limitan a bloquear al agresor, la cuenta o página que los ataca. Otras ignoran los mensajes y sólo 10.7% de quienes han sufrido ciberacoso decide denunciar ante el ministerio público, la policía o el proveedor del servicio.
Sin duda, no podemos responsabilizar a las víctimas, e incluso, desde las esferas de competencia, debemos fomentar acciones para la prevención y atención de este tipo de situaciones, y deben ser difundidas a nivel nacional y local. Además de tutelar dos derechos básicos, en el Sistema Nacional de Transparencia (SNT) hemos emprendido desde hace años una tarea dedicada a su socialización porque entendemos que la información es clave para el desarrollo de sociedades libres de violencia.
Por ello, hemos presentado dos Guías orientadoras: “Protección de Datos Personales como Herramienta para prevenir la violencia digital”, y “la protección de datos personales en plataformas digitales”, instrumentos al servicio de la sociedad que tiene el objetivo de visibilizar conceptos que deben ser conocidos por quienes utilizan las distintas tecnologías de la información antes de compartir información personal, interactuar en plataformas digitales, así como los distintos tipos de violencia que suelen ejercer los ciberdelincuentes y las instancias a las que pueden acudir para presentar sus denuncia, entre otros. Las obras fueron desarrolladas por el Sistema Nacional de Transparencia, en la Comisión de Datos Personales que coordina Denise Gómez Comisionada del ITAIP BC.
Las obras en las cuales pude colaborar, se pueden consultar gratuitamente elaborado por las y los comisionados integrantes del SNT puede consultarse en la página del SNT (https://www.snt.org.mx/index.php/video-en-vivo-2/documentos-de-interes). Les invito a descargarlas, revisarlas y compartirlas. Si podemos hacer que las niñas, niños y adolescentes sean más conscientes del valor de sus datos personales y la importancia de protegerlos abonaremos, estoy segura, hacia la construcción de una sociedad más justa.
@JulietDelrio